En el año 2000, cuando acepté el Islam, yo pensaba que era la única musulmana Latina en el mundo. Aprendí del Islam a través de mi amistad con una familia egipcia y conocí a musulmanes de otros países como Palestina y Pakistán, y hasta conocí algunos musulmanes americanos. Sin embargo, no fue hasta casi 2 años después que supe de otras personas como yo, musulmanes Latinoamericanos viviendo en los Estados Unidos. Cuando visité Puerto Rico, donde nací y me crie por ocho años de mi vida, por primera vez como musulmana, me sorprendí al saber que había nueve mezquitas en la pequeña isla, y miles de musulmanes viviendo ahí. Aunque la mayoría de los musulmanes en Puerto Rico son inmigrantes árabes, también existe un número cada vez mayor de conversos.
Con un mayor sentido de determinación, continué mi búsqueda para más musulmanes latinos, para poder compartir juntos nuestras experiencias, nuestras luchas con nuestras familias no musulmanas, nuestra búsqueda de conocimiento, nuestras alegrías de encontrar el Islam y nuestra frustración por no ser aceptados o entendidos por nuestros parientes de sangre y hermanos en la fe. Con el tiempo, conocí a más y más musulmanes latinos y comenzamos a tratar de formar una identidad islámica fiel al legado que nuestros antepasados musulmanes en España dejaron hace siglos atrás. Esta página es un tributo a ese legado y un llamamiento a nuestros nuevos hermanos y hermanas para que dejen atrás su propio legado.
Pero, ¿qué es un legado? Los famosos, iconos del deporte, pensadores o figuras políticas del pasado son recordados por alguna contribución que han hecho a su respectivo campo o a la sociedad en general. Un médico o científico puede ser recordado por descubrir una droga beneficiosa, un rey puede ser honrado por haber sido un gobernante poderoso, un músico venerado por su impacto en la cultura popular, un jugador de béisbol celebrado por el número de jonrones que bateó durante su carrera; sea cual sea el caso, un legado se basa en algún tipo de influencia. En el Islam, una persona es honrada por su piedad y buenas acciones, y sus obras son inmortalizadas en la mente de las personas debido a sus contribuciones a la sociedad y a la historia islámica. Este es el legado de un musulmán.
Al mismo tiempo, los musulmanes debemos recordar que nuestros esfuerzos son para la causa de Alá, solo para complacerlo a Él, y no para complacer o impresionar a la gente o con la intención de dejar atrás un legado de fama. Un legado debe ser la consecuencia de nuestras acciones y sinceridad, no el resultado de luchar únicamente para su causa. El punto aquí es que el enfoque no debe ser la apariencia de nuestras obras o su resultado. El enfoque debe ser purificar nuestras intenciones y aumentar nuestra fe. De esta manera, las acciones virtuosas nacerán naturalmente.
Hay un hadiz en Sajih Bujari acerca de un hombre que luchó junto a los musulmanes en una batalla, quien, a pesar de que la gente elogiaba su heroísmo, el Profeta dijo que estaba destinado al Infierno. Los compañeros del Profeta se sorprendieron ya que habían sido testigos de su impecable valentía. No obstante, llegó la noticia de que después de haber sido herido, el hombre se había suicidado, confirmando la predicción. El Profeta, la paz sea con él, dijo, “Un hombre puede parecer a la gente como si estuviera practicando las obras de la gente del Paraíso, cuando en realidad es de la gente del fuego (el infierno), otro puede parecer a la gente como si estuviera practicando las obras de la gente del infierno, cuando en realidad es de la gente del Paraíso”.
En el Islam las acciones son juzgadas por sus intenciones, por lo tanto el objetivo de las acciones es complacer a Dios para obtener su Misericordia y el Paraíso en la otra vida. Si el objetivo de una persona es ganar fama o fortuna o complacer su propio ego, entonces se quedará con lo que pretendía y encontrará su recompensa en esta vida. Aunque como musulmanes esperamos dejar atrás un legado de bondad en esta Tierra como resultado de nuestra piedad, el objetivo no es enfocarnos en lo que estamos construyendo en este mundo, sino más bien en lo vamos a invertir para el Más Allá.
Le pedimos a Alá que acepte nuestras buenas obras y nos perdone nuestros pecados y nuestras faltas, y que nos permita entrar al Paraíso y reunirnos con los piadosos. Amén.
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